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  • El 25% de los gases de efecto invernadero de España se deben al uso del transporte. En pleno proceso de descarbonización, un factor muy importante es la electrificación de los vehículos privados y, sobre todo, de los públicos. 
  • A pesar de los pasos que se están dando, Europa no espera que las flotas de transporte público sean 100% eléctricas ni siquiera en 2040. Parte de ese retraso se debe a la falta de autonomía de los autobuses interurbanos.

Los vehículos eléctricos son el futuro y eso incumbe también a los servicios de transporte públicos. La electrificación es uno de los principales objetivos que se ha marcado la Unión Europea como parte de su revolución energética. Y España juega un papel principal.

Según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el transporte es responsable del 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero en España. El 95% de ese porcentaje se genera en las carreteras.

Además de los cambios que se deben realizar en el transporte privado, donde Bruselas espera acabar con los coches gasolina y diésel en 2035,  otra parte fundamental es lo que pueden hacer las administraciones públicas para hacer la flota de transporte más sostenible. Y eso pasa por la electrificación. 

Las dos grandes ciudades españolas, Madrid y Barcelona, ya han empezado a trabajar en la electrificación de sus flotas. En el caso de la capital, la Empresa Municipal de Transportes espera hacerse con 150 autobuses eléctricos entre 2022 y 2023. Por su parte, la Ciudad Condal tiene un plan un poco más ambicioso. Transportes Metropolitanos de Barcelona contempla en su plan estratégico tener en circulación 233 buses en 2025.

Sin embargo, a pesar de estos pasos que se están dando, no hay una fecha definida para saber cuándo serán totalmente eléctricos estos autobuses públicos. 

“Ni siquiera en la estrategia europea, donde son muy ambiciosos, se plantea que pueda haber un 100% de electrificación en el año 2030, ni 2040”, explica María José Rallo, secretaria general de Transportes y Movilidad del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.

El principal escollo, según explica la secretaria general, se debe a la escasa autonomía que tienen los autobuses interurbano: “No es previsible que, a medio plazo, esta se consiga a través de la electrificación”. 

A pesar de que desde el Gobierno no se prevé que la flota de transporte público sea completamente eléctrica, sí esperan seguir dando pasos en esta línea. Por eso, desde el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana van a incentivar esta actividad con 400 millones de euros en ayudas.

Un plan que está teniendo una gran acogida. “Teníamos dudas de si tendría éxito o no por la situación en la que estamos, pero está funcionando mejor de lo que esperábamos. Queremos ver si cumplimos nuestro objetivo. Con la guerra ha venido de nuevo la inestabilidad económica, pero vamos por la buena línea”, destaca Rallo.

La puesta en marcha de la electrificación de los vehículos españoles puede ser un reclamo para Europa. Entre otros factores, el clima ha hecho que España sea el banco de pruebas europeo perfecto para el transporte público eléctrico y, por ejemplo, la compañía MAN ya está testando sus camiones y autobuses en varias ciudades españolas.

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